Hoy en día la documentación gráfica del patrimonio pasa necesariamente por la obtención de un modelo virtual tridimensional. A principios de la segunda década del siglo XX, cuando la fotogrametría ya parecía superada por otros sistemas, hemos vivido su auténtico renacimiento. Las causas son la madurez alcanzada por la fotografía digital unida a la recuperación de las lentes de calidad para las cámaras fotográficas, las mejoras sustanciales de los procesadores de nuestros ordenadores, así como el desarrollo de algoritmos que permiten obtener modelos 3D de alta calidad y precisión, a base de secuencias fotográficas (Structure from Motion – SfM), la han situado como primera opción ha tener en cuenta en cualquier tipo de levantamiento gráfico.